El día extraño.
Aquel día en el instituto era bonito, el Sol salía entre las nubes, y la gente reía por los pasillos.
Pero unos rumores hicieron que ese día para mi fuera lluvíoso.
Aquellos rumores me culpaban a mi de agresora, pues yo sorprendida todavía, un poco atormentada por los dedos índices que me apuntaban.
Cuando en la clase de Castellano una voz se dirigió a mi:
-ALEJANDRA, al despacho de la directora.
Y yo, como en una automata me levanté y busque la ayuda de mis compañeros, algunos me miraron con ánimos, y otros con ojos extrañados.
Nunca había ido ese despacho, y mientras caminaba, cada paso que daba me da ganas de gritar:
"¡NO HE SIDO YO!".
15 minútos me hicieron esperar, sentada en el suelo junto a la puerta de ese extraño sitio.
Sonidos en las aulas.
Y por fin la puerta se abrió, y dentro de ella me esperaban el jefe de estudios y la directora.
Pocas veces la había visto, con ese cabello revuelto,y esas gafas que translucian unos ojos no muy expresivos.
Al jefe de estudios todo el mundo lo temía, era seco, con cara de pocos amigos.
Los dos me hicieron hablar, sobre lo que yo sabía.
Y después me soltaron un discurso sobre la barrera que linda las bromas y las agresiones.
¿Pero qué era aquello?
El espectáculo cada vez era mas parecido al cuadro del grito, las paredes se torcian todo se hacía mas pequeño y angustioso.
Pero un rayo se colo por la ventana, iluminando, convertiendolo todo en una simple habitación con dos simples personas.
Y cuando acabó salí y volví a mi clase, saltando, mirando la ventana para ver el cielo azul.
Y si me preguntan si me han echo bronca les respondo:
-No- con una sonrisa.
-¿Por qué?
-Porque no soy la culpable.
Y tan ancha me voy a jugar y reir por los pasillos.
!Se feliz!
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